ALFA

“La primera tarea de la educación es agitar la vida,

pero dejarla libre para que se desarrolle”.

María Montessori (1870-1952) Educadora y médica italiana

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Por:Comité Editorial Alfa 

 

Recién llegamos a RTVC nos recibió Eder Nicolás Araujo, un hombre exigente pero amable, quien entabló fácilmente conversación con los jóvenes, contándoles cómo llegó a ser periodista y compositor. Bajo la sombra de un árbol se presentó, dejó claras las reglas y empezó a hablar un poco de su vida. Habló con nostalgia dejando ver una sonrisa que se detenía en el tiempo de su niñez, especialmente cuando exaltó la labor de sus profesores, cuando llegó nuevo a un colegio grande y donde le tocó abrirse paso para que conocieran sus habilidades con los medios de comunicación y en especial con la poesía. En palabras de Montessori, su vida fue agitada por los maestros que le dijeron que lo hacía bien, le dieron la posibilidad de participar en diversos eventos del colegio y, sobre todo, lo inspiraron.

 

Fue incisivo en la necesidad de que los jóvenes entiendan que es el maestro el que inspira cuando convoca a participar reconociendo las habilidades de los estudiantes, pero también recalcó que ellos deben motivarse a hablar, escribir y contar sobre lo que les interesa, y les es llamativo, dejando de lado la pena, el miedo…

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El recorrido por las instalaciones estuvo lleno de sorpresas: dispositivos antiguos que a la vista podrían hacernos dudar de su capacidad para producir audio o vídeo, pero que marcaron la historia de la radio y la televisión en Colombia. En los pasillos se mezclaron las voces inquietas de los chicos con dos robustos pianos que no estaban a su disposición, pero que arrebataron sus miradas y sus risas llenas de emoción. Entrar al set de grabación se robó la calma y el silencio en el que tanto insistió Araujo, pero fue grato verlos interactuar con los camarógrafos y periodistas que allí estaban. Lluvia de fotos, algunas preguntas y gran inquietud por todo lo que ocurre en un set. Ni hablar de lo que fue estar en Radiónica, pues tuvieron cerca a los periodistas y vieron cómo funciona una emisora en directo.

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Todo lo descrito nos transporta al cuento, La Función del arte /1 de Galeano:

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“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur.

            Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

            Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de      mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

            Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre: 
            — ¡Ayúdame a mirar!”

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La invitación que Araujo nos hace a los docentes es ayudar a los estudiantes a mirar, a deslumbrarse y a encantarse con todo lo que en ellos genera inquietud y que quizá los conduzca a donde se pueden materializar sus sueños.

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